La integridad y el compromiso de las personas son cualidades poco comunes pero que de vez en cuando aparecen cercanas a nosotros y nos dejan una pequeña huella que resulta difícil de borrar.
Ayer tuve la ocasión de conocer en una gala benéfica a Silvia Abascal y si bien es cierto que llegaba ciertamente condicionado porque siempre había pensado que era una de las actrices con más talento dentro del ámbito nacional, también puedo decir hoy que posiblemente sea una de las actrices más comprometida con los que menos tienen y una persona que transmite los sentimientos de los menos favorecidos magistralmente.
Silvia Abascal no sólo es embajadora de Unicef para rellenar currículum y quedar bien de cara a la sociedad, sino que lleva muy dentro de si misma el convencimiento de que todo lo que haga es poco para mejorar la calidad de vida de muchas personas que como decía ella ayer "no disponen ni de lo mas elemental; alimentos, agua, medicinas...". Silvia ha estado en muchos países subdesarrollados y sabe que detrás de estas carencias hay personas "con unos valores morales enormes" que merecen tanto como nosotros al menos tener lo básico para vivir una vida digna.
Si ayer me impresionó su convicción en la lucha contra la pobreza hoy echando un vistazo a su página web me estremece el relato de su primer viaje a Darfur como embajadora de Unicef:
"Qué poco sentido tiene…En ocho horas de vuelo el planeta es otro. Un corazón no puede entrar en Darfur sin armadura, sin coraza..
¿ Cómo se mira un cuerpo desnutrido?
¿Qué voces se escuchan tras las aldeas quemadas?
¿Dónde se encuentra el consuelo para una niña que ha sido violada?
Resisto, aguanto...Resisto porque sé que esta pesadilla tiene un final. Un final "vip" para mí. Sí , la película no termina para todos. Esta cinta de ficción acompañará a un pueblo entero durante años y años.
¿Y si la imagino en ellos permanente? No, no puede ser .¿ O sí? Controlo, espero... Aquí no puedo soltar el nudo que me ahoga desde hace varios días. Qué fortuna la mía. Hasta cuento con un destino para abandonar mis emociones.
Y aquí... ¿dónde guardan los gritos y las lágrimas? ¿Qué hacen con ellas? Sus ojos negros, profundos nos observan atentos.
¿Cómo imaginan nuestra tierra, nuestra vida?
Pensarán que cuando llueve duermo en el barro, que yo también he huido con mis seis hijos de un hogar saqueado, que sueño con un trozo de carne, con agua. Con agua…
Sí, dentro de mis zapatos también habrá dos pies llenos de grietas secas y debajo de mi ropa esconderé huesos protagonistas y marcas de un sarampión "complicado".
En estos tiempos, no es sencillo encontrar el sentido a este mundo de "mundos". Un contraste tan bruto, unas diferencias tan lejanas…
Sin embargo, es ante este paisaje surrealista, donde aprendo una lección:
La de la fuerza y la energía. La de la dignidad y la humanidad.
La de la alegría de vivir…."
Gracias Silvia por ser como eres.
Página web de Silvia Abascal
Página web de Unicef