Leo con asombro una de las últimas entrevistas realizadas al señor Teddy Bautista presidente del Consejo de Dirección de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) en el diario El País, y quedo perplejo con el autoritarismo con el que mueve esta sociedad un negocio más que rentable, producto de la ineficiencia (o la incomprensión) de las compañías y artistas que representan para adaptarse a un mercado que por fortuna esta cambiando la forma de llegar al consumidor. Pero más perplejo me deja la arrogancia con la que este señor defiende actuaciones que rayan lo absurdo amparado en un Tribunal de Justicia como el de Luxemburgo que o bien poco sabe de que legisla o lleva a pensar que algún interés tiene en que el consumidor pague por situaciones que salen de toda lógica.
Querer gravar todos los soportes y equipos (CD, DVD, MP3, móviles, discos duros, fotocopiadoras y otros) susceptibles de grabar copias privadas bajo el simple argumento de que cualquier consumidor que compre cualquiera de estos productos pueda realizar una copia ilegal de un productos con copyright me parece tan absurdo como argumentar el poner un canon toda persona que nazca en este país porque en su disco duro que es el celebro puede recordar canciones, letras y demás material sin el consentimiento de esta sociedad (espero no dar ninguna idea a nadie).
Os dejo algunas de las respuestas que da este señor en esta entrevista, creo que sobran las palabras:
- "Esta polémica es gratuita. El canon está firmado y fijado. No tiene freno, no hay marcha atrás"
- "Ya hemos llevado dos veces al Gobierno español ante el Tribunal de Justicia de Luxemburgo por no cumplir la normativa europea en esta materia. No puedo entender que desde la clase política se desconozca que España es firmante de acuerdos internacionales que protegen la propiedad intelectual. Sólo pido que miren a Francia, Alemania o Italia, y se pregunten por qué quieren una situación distinta"
- "Se llegó a un consenso mayoritario, y eso tiene que ir a misa. Sólo queda que el Gobierno firme la orden ministerial donde se dice cuánto se debe pagar por cada aparato. Y se habrá acabado la polémica"
- "O una de dos: o nos dejan a todos tranquilos para negociar un marco sostenible o, si actúan, que respeten la normativa europea. Porque éste es un tema de la sociedad civil. A los políticos, unas veces le son necesarios los artistas y otra veces le son redundantes"
- "Me parece muy bien que salgan unos radicales en las asociaciones de internautas y digan que quieren cultura libre. Pero antes hay que solucionar unos problemas menores como vivienda libre, alimentación libre... Y si la Entesa o el Gobierno apuestan por ese modelo, que vayan preparando una nómina en la que, además de los médicos y maestros de la sanidad y la escuela pública, estén los artistas de la cultura pública".
Y como última propuesta dice el Señor Bautista, que no contento con recaudar miles de euros por "canones" varios, impuestos a hostelería por encender la televisión y demás, pretende que todo internauta que descargue algo que el o la sociedad a la que reprecrea que no debía haberse bajado se le suspenda automáticamente su conexión, eso si, si luego se demuestra que no ha actuado ilícitamente es partidario de que se le restaure su ¿derecho? de acceso a la información.
¿Perplejo? no, asombrado por el consentimiento que tiene esta sociedad por parte de jueces y gobiernos.
Podéis ver aquí el artículo completo de El País.
Querer gravar todos los soportes y equipos (CD, DVD, MP3, móviles, discos duros, fotocopiadoras y otros) susceptibles de grabar copias privadas bajo el simple argumento de que cualquier consumidor que compre cualquiera de estos productos pueda realizar una copia ilegal de un productos con copyright me parece tan absurdo como argumentar el poner un canon toda persona que nazca en este país porque en su disco duro que es el celebro puede recordar canciones, letras y demás material sin el consentimiento de esta sociedad (espero no dar ninguna idea a nadie).
Os dejo algunas de las respuestas que da este señor en esta entrevista, creo que sobran las palabras:
- "Esta polémica es gratuita. El canon está firmado y fijado. No tiene freno, no hay marcha atrás"
- "Ya hemos llevado dos veces al Gobierno español ante el Tribunal de Justicia de Luxemburgo por no cumplir la normativa europea en esta materia. No puedo entender que desde la clase política se desconozca que España es firmante de acuerdos internacionales que protegen la propiedad intelectual. Sólo pido que miren a Francia, Alemania o Italia, y se pregunten por qué quieren una situación distinta"
- "Se llegó a un consenso mayoritario, y eso tiene que ir a misa. Sólo queda que el Gobierno firme la orden ministerial donde se dice cuánto se debe pagar por cada aparato. Y se habrá acabado la polémica"
- "O una de dos: o nos dejan a todos tranquilos para negociar un marco sostenible o, si actúan, que respeten la normativa europea. Porque éste es un tema de la sociedad civil. A los políticos, unas veces le son necesarios los artistas y otra veces le son redundantes"
- "Me parece muy bien que salgan unos radicales en las asociaciones de internautas y digan que quieren cultura libre. Pero antes hay que solucionar unos problemas menores como vivienda libre, alimentación libre... Y si la Entesa o el Gobierno apuestan por ese modelo, que vayan preparando una nómina en la que, además de los médicos y maestros de la sanidad y la escuela pública, estén los artistas de la cultura pública".
Y como última propuesta dice el Señor Bautista, que no contento con recaudar miles de euros por "canones" varios, impuestos a hostelería por encender la televisión y demás, pretende que todo internauta que descargue algo que el o la sociedad a la que reprecrea que no debía haberse bajado se le suspenda automáticamente su conexión, eso si, si luego se demuestra que no ha actuado ilícitamente es partidario de que se le restaure su ¿derecho? de acceso a la información.
¿Perplejo? no, asombrado por el consentimiento que tiene esta sociedad por parte de jueces y gobiernos.
Podéis ver aquí el artículo completo de El País.